Santa Faustina
Jesus Divina Misericordia
Promesas del Señor de la Divina Misericordia
Novena a la Divina Misericordia
Oraciones selectas
Rostro de Jesús (Recibe Su amor y Su paz)
Consagración a Jesús Misericordioso
Diario de Santa Faustina Kowalska

 

Santa Faustina

 

 


Santa María Faustina Kowalska, conocida actualmente en el mundo entero como apóstol de la Divina Misericordia, nació en Glogowiec, una aldea en Polonia, cerca de Lodz, el 25 de agosto de 1905, fué bautizada en la Iglesia de Swinice Warckie, donde recibió el nombre de Helena Kowalska. Fué la tercera hija entre diez hermanos. Desde los primeros años de su vida sintió el deseo de entregarse a Dios por completo. Sólo asistió a la escuela dos años, porque la necesidad de ayudar al sostenimiento de su casa hizo que Helena se trasladara a la ciudad cuando tenía catorce años.
Helena fué llamada a la vida religiosa durante una visión que tuvo de Cristo sufriente. Respondiendo a las gracias de Dios, ingresa a la comunidad de las hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Varsovia, Polonia, el 1 de agosto de 1925, tomando el nombre de Sor María Faustina del Santísimo Sacramento. Vivió trece años en Cracovia, Plock y Vilna, trabajando de cocinera, jardinera y portera. En esta situación humilde que vivía, experimentó profundas experiencias místicas, desconocidas incluso para sus más cercanas compañeras.


El 22 de febrero de 1931, Jesús mismo se le aparece a la hermana Faustina porque desea Salvar a la humanidad pecadora por medio de la Misericordia y le pide que pinte una imagen, tal cual lo esta viendo y a través de la cual colmará a las almas con muchas gracias, le dice que es el tiempo de la Misericordia, que nadie tema acercarse a Él.

En 1934, obedeciendo a su director espiritual el Padre Miguel Sopocko, a sus superiores y al mismo Jesús, la hermana Faustina comenzó a escribir su Diario; es el principal testimonio que tenemos de ella y en donde quedan escritos los mensajes de Jesús dados a Santa Faustina. Ahí se descubre su profunda vida espiritual, su lucha en el camino hacia la perfección, y la predilección de Dios hacia ella. Recibió el don de la contemplación, frecuentes visiones de Jesucristo, apariciones de la Santísima Virgen, revelaciones, estigmas ocultos, don de profecía, leer en las almas humanas, los desposorios místicos... Pero ella no les daba demasiada importancia.

Sor María Faustina aceptó la invitación de Jesús para convertirse en su apóstol y secretaria y para anunciar al mundo el grandioso mensaje de la Misericordia de Dios: “Te envío a tí a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla. Abrazarla a Mi corazón Misericordioso” (Diario, 1588). Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo, en esta y en la vida futura (Diario, 1605), (…) para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia” (Diario, 1567). “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia” (Diario 300).

La misión de Santa Faustina consistió en tres tareas principales:

-Recordar al mundo y a la Iglesia la verdad de la misericordia de Dios para cada ser humano, tal como se revela en las Sagradas Escrituras.

-Implorar la misericordia de Dios a todo el mundo, especialmente para los pobres pecadores, practicando nuevas formas de devoción a la Divina Misericordia: La Imagen de la Divina Misericordia, La Fiesta de la Misericordia, La Coronilla a la Divina Misericordia, La Hora de la MisericordiaProclamar la Misericordia.

-Iniciar el movimiento apostólico de la Divina Misericordia, cuyos seguidores proclaman y suplican la misericordia de Dios para el mundo entero, y se esfuerzan por practicar las obras de misericordia, siguiendo el ejemplo de la Hermana Faustina.


Enferma de tuberculosis, Sor Faustina falleció, tras largos sufrimientos, el 5 de octubre de 1938, en Cracovia. El 30 de abril del año 2000, el Domingo de la Misericordia, El Papa Juan Pablo II lleva a cabo la canonización de Sor María Faustina, convirtiendola así en la primera Santa del tercer milenio.

Santa Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no te olvidarías de nosotros (Diario 281, 1582).